En presencia

A veces toca soltar para poder continuar, cerrar puertas para abrir ventanas y decir no para estar dispuesta a vivir muchos síes. Y en este punto me encuentro.

Recuerdo la noche de fin de año, tenía unas ganas infinitas de que acabara el 2017, necesitaba pasar página, cambiar, renovar el aire y creí que con sólo cambiar de año, de número, sin mover nada más, sucedería algo mágico que ayudaría a mi bienestar, se modificaría algo en mi vida.

Pero ya se sabe que este tipo de magia no existe, que si queremos algo no hay suficiente en desearlo, debemos armarnos de valor y tomar decisiones, porque si no dejamos lo antiguo nunca habrá lugar para lo nuevo. Y en ese poder es dónde reside la magia.

Hace unas semanas os hablé por primera vez de mi trabajo, algo que me llena y me rompe al mismo tiempo, que me hace crecer y me empequeñece, que me duele y me satisface. Estando allí me he dado cuenta que no soy una persona que se lleve bien con la violencia, que la pueda tolerar y sea capaz de convivir con ella; de hecho, me he dado cuenta que me entristece y me hace sentir muy frágil y débil, vulnerable a todo. Es por eso que tras muchas dudas, mucho tiempo pensándolo, demasiadas frustraciones y culpas, he decidido tomar las riendas de mi malestar, de mis angustias y de mis miedos y parar.

Opto por dejar un trabajo que no me está haciendo feliz, que me genera más miedos que los que me quita, que me hace cuestionar y ver que no confío en el sistema, y me pone de mal humor y sin energía para vivir las demás etapas y espacios que hay en mi vida, que forman mi yo (familia, pareja, amistades, ocio, educación, formación, etc.), y no quiero perderme todo ésto. El precio que estoy pagando a cambio de un sueldo es demasiado alto.

Y ahora, el abismo que se abre ante mi me asusta de una forma ingrávida a la vez que me atrae desmesuradamente a su caída. Tengo ganas de perderme en él, de reencontrarme, de darme tiempo a pensar, actuar y sobretodo a SER. Ser en relación con los demás, conmigo misma, con mi entorno, mi realidad y re-enfocar mi vida hacia nuevos propósitos, errores y logros!

Es por eso que me tomo unos días de descanso, porque igual que con mi vida necesito pensar qué deseo crear aquí, ya que este espacio no deja de ser parte de mi día a día, de mi viaje. Necesito reflexionar sobre qué lugares de mi yo interior quiero desarrollar y expandir, a qué le quiero dar voz y cómo quiero hacerlo, qué me mueve y me motiva, cómo creo que podría lograr ser feliz en consonancia a mis ideales.

Así que armada de valor y amada de mi misma, os dejo unos días para volver con fuerza.

Gracias por estar y compartir.

Con mucho amor, Judit. 

PD: y no deja de resonar en mi cabeza cuál mantra «Si quieres cambio verdadero, pues camina distinto» y en eso estoy.